Organización Construyendo Igualdad
Puerto Montt
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El Presidente Piñera acaba de anunciar el tan esperado proyecto de ampliación del postnatal que sin dejar de valorar el cumplimiento de su promesa, éste beneficiará a las mujeres que cuentan con una fuente laboral estable, dependientes o independientes, pero que cotizan en Isapre o Fonasa y que tengan 12 meses de afiliación en una AFP antes de su prenatal. Sin duda, es una medida importante. Pero no hay que perder de vista que beneficiará al 20% de las mujeres en Chile.
El permiso pre y postnatal siguen constituyendo un privilegio especialmente ajeno a las mujeres de sectores más vulnerables y con menores niveles de educación formal. Para estas mujeres es una necesidad económica seguir contando con una alternativa como las salas cunas para dejar allí sus hijos e hijas, mientras ellas trabajan. Mujeres que se vieron beneficiadas con la creación de más de 3 mil salas cunas en distintos puntos del país.
No obstante, este proyecto permite en primer lugar, contribuir desde el Estado, a mejorar las condiciones para la extensión del amamantamiento, el cual la literatura ha sido prolífica en señalar acerca de sus beneficios sobre la nutrición, el desarrollo y la salud de los niños y niñas incluso en períodos posteriores de la vida. El amamantamiento tiene además beneficios para el ahorro de recursos para las familias, tanto en alimentación como en gastos médicos. Aunque el amamantamiento está salvaguardado por otra normativa, permitirá esta ampliación profundizar además el apego especialmente con la madre, fortaleciendo los sentimientos de seguridad y la autoestima del recién nacido (a).
Además posibilita que se transparenten las licencias médicas presentadas por las mujeres, quienes se suelen tomar en promedio seis meses de licencia, incluyendo los 84 días actuales de postnatal, utilizando la licencia en caso de enfermedad grave del hijo menor de un año. Y si bien el proyecto legal de extensión aumentará el gasto estatal, implicará un ahorro importante en licencias médicas. Esto es más bien una preocupación para quienes se ocupan de mejorar la administración del Estado. Para las mujeres, terminará con la incertidumbre que viven cada vez que termina su licencia respecto a si podrán obtener otra. En caso negativo, deben buscar alternativas de manera urgente para el cuidado del recién nacido (a).
Sin embargo, la propuesta como ha sido presentada, discrimina no a las mujeres, sino a sus hijos e hijas de acuerdo a la renta que reciben sus madres. Si bien el permiso por maternidad actual también considera un monto máximo, éste alcanza las 60UF (aprox. 1 millón 300 mil pesos) y no la cifra bastante inferior de 650 mil pesos anunciada por el Presidente. Esta discriminación se justificaría si entre los argumentos de este proyecto se hubiera mencionado la inversión en la infancia, especialmente en la que proviene de los sectores más vulnerables. Por el contrario, se ha mencionado la lactancia materna y el fortalecimiento del apego madre e hijo (a). O es que acaso, ¿los hijos e hijas de mujeres que ganan más de 650 mil pesos no tienen iguales derechos de compartir con sus padres?
Aludiendo también al apego, debiera mejorarse el permiso equivalente a la licencia postnatal en caso de adopción, porque ésta sólo lo considera cuando el niño o niña adoptada es menor de 6 meses de edad. Por tanto, se excluye a los menores adoptados cuando superan los seis meses a desarrollar apego; a ser acompañados y ayudados en el proceso de adaptación a su nueva familia. Es rol del estado también facilitar el establecimiento de este nuevo núcleo familiar, lo que hoy queda a exclusiva conciencia del empleador, a través de la renuncia del feriado legal o bien a través de la presentación de licencias médicas.
Uno de los inconvenientes que se ha señalado para ampliar el postnatal es que éste perjudicaría las posibilidades de las mujeres de incorporarse, de mantenerse o ascender en el mercado laboral. Sin embargo, cabe preguntarse por qué razón, si el pre y postnatal original corren por cuenta del Estado. Por otro lado, el proyecto incorpora la posibilidad de traspasar un máximo de 6 semanas al padre del hijo (a), lo cual contribuye a restar del imaginario colectivo la idea que el cuidado de la familia es una tarea de mujeres. Sin duda, uno de los aspectos más destacables del proyecto. Una medida similar sería que las empresas estuvieran obligadas a brindar el derecho de sala cuna al contar con 20 o más trabajadores (as), independientemente del sexo.
Más importante aún y que constituye un debate de fondo, es que al repasar los beneficios y dificultades de ampliar el postnatal lo justifican aludiendo a la salud de los niños y niñas, al ahorro que significará para el Estado y las Isapres, los costos para la empresa, entre otros aspectos. Lo que no se considera aquí son los beneficios para las mujeres y poco se les considera como sujetos de pleno derecho sino más bien como instrumentos. Poco se sabe de que mejorar las condiciones para que las mujeres puedan amamantar por más tiempo permite una mejor recuperación postparto, reduce el riesgo de cáncer premenopaúsico y ovárico, tiene efectos positivos sobre los huesos en edades superiores a los 65 años, se convierte en la mejor protección contra el embarazo durante los primeros seis meses, llegando incluso al 99,5% cuando la lactancia es exclusiva. Posiblemente la razón de fondo está más ligada a mejorar las cuentas públicas referidas al fraude de las licencias por enfermedad grave de hijo menor de un año, aunque el discurso políticamente correcto aluda al apego y al amamantamiento cuando ya existe una legislación al respecto, cabe preguntarse, porqué no mejorar ésta.
Sin duda, son argumentos errados los que se utilizan para justificar la flexibilización del postnatal, por razones económicas, más que en beneficio de las mujeres y sobretodo de sus hijos e hijas. Medidas como éstas generan odiosas discriminaciones que definitivamente no construyen igualdad.
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