lunes, agosto 11, 2008

Los Tres al Municipio

Jorge Loncón

Las confusiones pueden ser muy complicadas, cuando involucran y relacionan a tipos confusos como el que escribe estas líneas, con servidores públicos y otros que, motivados por sus confusiones vocacionales, también aspiran a serlo. Ahora, la confusión puede ser fruto de los traumas que cada uno de nosotros desarrolla convenientemente a muy temprana edad, o puede ser efecto de usar la rotonda varias veces al día, lo que altera en grado sumo la comprensión del torno, del entorno y del retorno.

Las noticias de la semana pasada, eran encabezadas con titulares que le cabían a la banda de música (Los Tres) que se presentó en Puerto Montt. La denominación de “Banda” no es exageración, porque algunos sonidos del señalado conjunto, son francamente delictuales. Además, el aspecto de sus integrantes amerita una detención, al menos por sospecha.

Pero los titulares nos remitían también a los candidatos al Municipio de Puerto Montt. Obviamente, me refiero a los candidatos a la Alcaldía, porque los aspirantes a concejales semejan un plato de prietas y papas fritas, rociado con abundante crema chantilly, manjar y vinagre de vino tinto, más un vaso de leche larga vida, como bajativo. Tal combinación excede las posibilidades de espacio para el análisis. Sin embargo, hay que decir que el plato es revelador de la “sintonía fina” existente entre los partidos políticos y el sentir ciudadano, que le dicen. Todo ello promete futuros esplendores.

Los tres, son “Titae” Quinteros, “Alvaro” Bernales y “Angel” Barría, en estricto orden de votación final. Quinteros ha fomentado la música y su nominación como candidato fue algo así como paseo en balneario ídem. Bernales ama la música y su nominación fue un parto. Barría es músico y su nominación fue un toque de clarinete, no exento de disonancias. Quinteros lleva ocho años navegando un futuro que ya se convirtió en pasado. Bernales se cansó de la navegación en el futuro y decidió navegar el presente: el futuro le dirá la última palabra. Barría, en estas cuestiones, es el más sólido y poético: compuso “La Puerta del Tiempo” . No resulta comprensible que - con ese talento - quiera dedicarse a combatir el comercio ambulante.

De los tres, Quinteros es políticamente el más claro. Todo el mundo sabe que hace décadas cambió la cirugía dental por el socialismo. Mejor dicho, por el PS, porque socialismo es una cuestión desconocida en Chile y en los países socialistas. Diez años como Intendente y ocho como Alcalde, hacen de Quinteros un ejemplar con cuero de rinoceronte, inmune a los ataques de los socialistas, cuestión que no es menor, como diría el ex Presidente Lagos, que antes de llegar a la presidencia, debió sortear las motosierras y guillotinas de sus compañeros, porque algunos de ellos – con diversos tipos de delirios - han desarrollado la costumbre tremens de “pedir cabezas”, cuando a duras apenas conocen o recuerdan la ubicación de la propia. Como desde la oficina de Quinteros ya no se ve el mar, es posible que en cuatro años más cambie su domicilio a Valparaíso. Desde las oficinas parlamentarias, se ve hasta el océano Atlántico.

Bernales le ayudará a “perder bien” a la oposición. La alianza es como el Consejero Aroca: no tiene un pelo de lesa. Preferible que pierda un independiente “apoyado” por ella, a que un derechista de tomo y lomo sea zarandeado por el actual Alcalde. Esto de “independiente”, en todo caso, no hay que tomárselo muy en serio ni a la pata de la letra. Apoyado por la UDI y RN, nadie es independiente. Bernales - Ginecólogo de profesión - , practica el tacto con sus semejantes, le gusta explorar en los problemas, meterse a fondo en ellos. Es posible que - después de la derrota - Bernales sea bautizado como “El Ginecólogo del Pueblo” y es seguro que cuando termine la era Quinteros, él tendrá la primerísima opción de iniciar su propia era.

Barría – por su parte - es la demostración práctica de que los compañeros comunistas y humanistas tampoco quieren ir al sacrificio y “delegan” su “aquí estamos” en un músico, líder de una Banda mucho más reposada que la otra, autor de un notable “Rin de las Toninas”. Señalemos que las toninas son unos ágiles peces que acostumbran hacer piruetas a los lados de los barcos que navegan el presente y el futuro, y en distintas direcciones.

Ahora, un sano consejo, para los tres. Gratuito, por supuesto ( y con los dientes apretados) porque comprendo las dificultades económicas por las que atraviesa el país. Quinteros (Rabín) debe remozar y acondicionar el local de la Escuela de Cultura y Difusión Artística (desrratizarla todas las veces que sea necesario) y de ese modo, le “extraerá” votos a Bernales y a Barría. Por ningún motivo debe asomarse ni por la rotonda, ni por el terminal, ni referirse a ellos. Un amigo derechista – de una deslumbrante ambigüedad - me insta a votar por Quinteros, porque “lo está haciendo bien” y sólo hay que dejar de apoyarlo “cuando lo haga peor”. Luego agrega: “nosotros, los de oposición, nos cuadramos con Quinteros”.

Bernales (Pocho) debe abandonar su discurso pro- bilingüe, ya que puede ser acusado de proselitismo a favor del Instituto Chileno Norteamericano. Es recomendable que renuncie ahora a sus acciones en el Club de la Patagonia (fideicomiso ciego) y que suspenda todo almuerzo en el Club de Yates. Un candidato médico no puede presentar porcentajes exagerados de triglicéridos (qué hermosa palabra). Si logra la reducción de éstos, y puja con fuerza, puede “dar a luz” un porcentaje de votos que provengan de Quinteros y Barría. Un amigo – de inamovibles convicciones izquierdistas – me insta a votar por Bernales, porque “la derecha le hace falta a la Concertación y al país”.

Barría (Jaime) no debe dejar que lo apoye ni Guillermo Teillier ni Tomás Hirsch: esos engendros son capaces de llegar con la histérica niñita del jarrón, a brindar un apoyo que podría convertirse en el abrazo del oso. Está bien que la muchacha se llame Música, pero hay quienes confunden la música con el ruido, lo que es más esperable aún si los engendros llegan acompañados de la mamá, que emite alaridos dignos de los peores metaleros. Si Barría se salva de esos apoyos, puede “sonarle” votos a Quinteros y a Bernales. Una amiga – contradictoria ella – me señala que hay que votar por Barría, porque no existe peligro de que gane.

Pero debo decir con toda claridad: Rabín, no cuentes con mi voto; Pocho, tú tampoco ; Jaime, no votaré por ti. La razón es muy simple: yo voto en Puerto Varas. Sin embargo, como hoy 10 de agosto celebro mi cumpleaños, al primero de ustedes que llame para las felicitaciones del caso, le aseguro al menos un voto por cada año cumplido. Y son bastantes. Bueno….¿Qué están esperando? …¡Llamen ya!


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